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Enfermedades que provocan la desconexión con nuestro Ser Superior

Niña con afección neurológica; reflexión sobre enfermedades y su sentido espiritual En el camino espiritual, comprender la desconexión con nuestro Ser Superior y su vínculo con las enfermedades y el karma espiritual abre una vía de sentido y reparación, atrayendo la oportunidad de avanzar espiritualmente. Esto es visible desde el Espíritu divino y su grandeza.

Tras la máscara, enfermedades tales como la esquizofrenia, la parálisis cerebral, el síndrome de Down o cualquier otra afección neurológica —ya sea congénita, por enfermedad o por trauma— brindan a quienes la padecen la oportunidad de cancelar karma con mayor rapidez, condensando en una sola vida lo que llevaría varias el pagar. En este enfoque, enfermedades y el karma espiritual se integran como oportunidad de aprendizaje.

En el plano psicológico, la máscara del Ego distorsiona la lectura del proceso y refuerza la separación percibida.

Consulta: Hola Brinda, te escribo por tercera vez, con la esperanza de que en esta ocasión mis vibraciones hagan que me contestes de verdad, o al menos eso me hace creer alguna máscara en mí (¿mi ego espiritual?). Estaba leyendo correos antiguos de la lista y me llamó la atención uno en el que decías que la mujer “tiene por karma cortada la conexión con lo Superior”. Agregaste que una “lesión neurológica provoca la cárcel del alma. Esta cárcel le impide escuchar. El Cristo no tiene acceso al ser inferior. Este mantiene monólogos constantes donde todas las palabras caen al vacío”.

Brinda, me pregunto: ¿el corte con lo Superior es de nacimiento o lo produjo la enfermedad? ¿No elegimos dónde y cuándo nacer, con qué nombre hacerlo y quiénes serán nuestros padres? ¿Acaso gran parte de nuestra vida no está elegida de antemano? ¿Qué hay del tribunal kármico que nos muestra amorosamente la película de la vida anterior y de nosotros, que en ese estado “iluminado” elegimos la futura encarnación acorde al aprendizaje?

Entonces, ¿es posible venir solo a ser un espejo más? Si alguien tiene cortada la conexión con lo Superior, ¿con qué se conecta, con lo inferior? ¿El aprendizaje es solo para el resto? ¿Su alma está condenada en esta encarnación a sufrir por pagar algo? ¿Qué es lo tan grave que pudo haber hecho alguien para ser condenado a algo así? No entiendo la dinámica del mundo: ¿qué Dios misericordioso puede permitir que un hijo suyo esté desconectado de lo que lo alimenta? ¿De qué sirve este mundo entonces?

Estoy leyendo —no comprendo aún— que el mundo es solo una máscara, una idea que vibra fuerte como para no caer en su visión, como el canto de las sirenas. El mundo sería una percepción. Pero, ¿qué hemos hecho? ¿Qué ha hecho nuestra alma? ¿Todas las almas aquí contenidas, encerradas en esta realidad 3D, hemos traicionado a Dios? ¿De qué manera? No entiendo el juego. ¿Qué significa que esto es una trampa de “los dioses” que inventaron el tiempo, como dice el principio de tu libro?

¿Será acaso otro espejismo comenzar a sentir y a creer en la vida como “una cosa seria”? Saber que estamos dormidos hace que se me mezclen las valoraciones ante actitudes que me lastiman: “Están todos dormidos, no saben lo que hacen”… o “¿estoy dormida, no sé lo que hago?”

Siento un vacío que se agudiza año tras año. Me he metido en una carretera cuando buscaba un camino: una carretera que me lleva a través de libros y filosofías espirituales, buscando a Dios, pero sabiendo, en el fondo, que la pereza es una gran separación entre Él y yo. Algo muy perezoso en mí sabe que hay que hacer un gran esfuerzo. Mi mente cree entender; encuentro piezas del rompecabezas y las coloco, logrando un panorama más amplio de la vida, el mundo, la encarnación, el karma, las personalidades, los escollos y las oportunidades de aprendizaje.

Cuando intento bajarlo a mi 3D e identificar las ideas con mis vivencias, llega el momento de dejar tanta charla y técnica y “encontrarme con Dios-Cristo, lo Superior en mí”, y ahí… se me apaga la luz. Hace mucho que doy vueltas a la misma cuadra, buscando algo que está ante mis ojos. La búsqueda se convirtió en la vida misma. Pero cuando me quedo sin fuerzas y debo empujar el carro, digo: basta; entremos a la casa. Sé —siento— que es lo más, que lejos de significar solo placer, implica el comienzo de una nueva historia. Toco con la punta de los dedos ese futuro, pero no logro alcanzarlo.

Me hago más consciente de las máscaras; cada situación de mi vida la actúo de memoria, y me disocio: algo en mí escucha a mi boca hablar y por dentro dice: “Otra vez la misma escena”. Siento que podría dejar rápidamente máscaras y actuaciones… pero no lo hago. ¿Pereza?

Si mi caos se debe a una desconexión de nacimiento, yo creía que era parte de la noche oscura del alma. Hoy pienso que se debe a una gran nube psíquica mezclada con implantes y pereza. La misma que me hace preguntarte (al menos me atrevo al desafío). Saludos y hasta la próxima.

Vanesa – Enviado: 19/02/2007 – Neuquén, Argentina

Amiga del alma:
Es fantástico cuando depositas en mí la omnipotencia de dilucidar tu drama existencial puro en un correo. Bastaría con responder que ese Uno que intuyes —y que sabes que es— existe en un rango de frecuencia que “choca” con lo que se ve en 3D. En ese plano superior existen el Amor, la Misericordia y el Perdón, y es justo lo que, vibrando en 3D, se dificulta atraer. ¿Quieres que sea Dios mismo en mi boca respondiéndote?

Soy humana. Busqué siempre el conocimiento que me permitiera hallar las respuestas que hoy buscas. ¿Servirían esas respuestas sin tu propia revelación? ¿O solo sumarían, como en 4D, una opinión más a favor o en contra? Tu carta entrelaza con claridad enfermedades y el karma espiritual con el deseo genuino de sentido.

De lo que tengo certeza, a través de tu email, es que pocas veces puedes tener silencio interno, y por eso las voces que crees tuyas han llenado este mensaje de preguntas retóricas. Ese es tu trabajo: tu silencio. Este estado de mucho diálogo sin salida, propio del plano mental 4D, ocurre por la “tela búdica” rota. Eso se sana como una lastimadura de la piel, pero requiere voluntad, trabajo y conocimiento, especialmente cuando se cruzan enfermedades y el karma espiritual.

Tienes mucha información en la mente y poco proceso de energía. Es una patología común en quienes leen mucho, se llenan de información y no avanzan al plano de la acción para movilizar lo que han descubierto en sí mismos.

Cuando dices: “¿No es entonces el mundo una escuela para retornar al Padre? Yo creía que las nubes psíquicas y los implantes eran los únicos que podían desconectarnos de lo Superior, es decir, entrometerse en nuestra comunicación…”, noto que la idea de “desconexión de nacimiento” ha tocado tus patrones sobre la Misericordia, porque no logras ver la Mano de Dios en ello.

La evolución trae eso: el Conocimiento superior descorre los velos para ver tras la máscara una verdad mayor, donde incluso una desconexión de lo Superior —como en la esquizofrenia, la parálisis cerebral, el síndrome de Down o cualquier otra afección neurológica— guarda una grandeza increíble y una oportunidad mayor que desde 3D no es posible ver. Así se iluminan los vínculos entre enfermedades y el karma espiritual. En ese sentido, este camino interior enlaza Ascensión y resurrección como dos fases de una misma entrega.

Estos días he escrito poco en Merkabah porque estoy poniendo “mi casa”, en todos los contextos, en orden. Sé que algo comienza en breve, aunque aún no tengo claro qué es. Simplemente lo siento y, por eso, percibo que debo moverme. ¿Resonancia Schumann? Seguramente influya: el planeta mismo está mutando cada vez más rápido y todos los tiempos se acortan para alinearnos con el tiempo real del cual permanecemos asincrónicos.

Eso profundizará los laberintos personales. Sin duda. El tuyo está en la mente y en las barreras emocionales que te llevan a la inacción en 3D. ¿Sabes qué te paraliza?

He mirado tus números. Tu karma de nacimiento señala “aprender a resucitar entre los muertos”. ¿Qué significa? Quien tiene ese aprendizaje pendiente puede percibir “el otro lado” (tu percepción de la Luz superior), pero tiene asuntos por resolver en el hoy (miras el mundo 3D). El velo lo produce la mente, echando más tierra que asfixia.

Es como si un alma que partió de este plano siguiera enganchada con sus problemas. El inconveniente kármico de los “resucitadores” es atreverse a “morir” del todo para poder resucitarse a sí mismos en el Cristo.

Tienes miedo de morir. ¿Qué crees que es la Ascensión? No es solo leer sobre espiritualidad o permanecer en el limbo, en territorio de muerte sin resurrección. En tu caso, es morir al estado de consciencia que te sostiene en el cuestionamiento sin acción y te hace nombrar “pereza” a lo que en realidad es inacción por hiperestimulación mental. Así te detienes, te cuestionas y no encuentras al Cristo en ti, que es quien te resucitaría.

La revelación llega sin buscarla. Cuando, por incapacidad humana, me pierdo, es cuando me encuentro.

Hay una técnica en la web que puede ayudarte a comenzar el proceso, hasta que hagas el verdadero trabajo que impone el Laberinto. Te servirá para hallar la punta del hilo de Ariadna y, cuando sea tu momento, quizá me encuentres más allá de las palabras y de la inacción, y accedas al nuevo conocimiento que libera.

La técnica está en el Sendero Ciencias Sagradas con el nombre “Técnica para liberar el dolor que me produce una muerte”. En tu caso, debes pedir por tu propia “muerte” al estado de consciencia en que hoy te hallas (es un duelo retardado). Es común temer dejar a los que amas. Una vida entera puede pasar en ese tramo sin ir hacia un lado ni hacia el otro.

Creer que se pierde a los otros es ilusión, pero sería ocultarte información si dijera que el cambio no trae mutaciones en tu vida. Muchas veces, quien está donde tú estás hace y deshace porque algo muy interno y multidimensional le advierte que sus contratos de familia no tolerarán la mutación y se apartarán; entonces, el ego emocional, aún no preparado, deshace por la noche lo que construyes por el día. Es un ego Penélope (Penélope).

Recuerda: solo se regresa siendo Cristo. Si “mueres” o asciendes y no regresas como Cristo, no serás vista ni reconocida. La Ascensión no se produjo en el nivel de entrega que la Frecuencia Crística requiere. (No me pidas por escrito explicación a estas palabras; lee su energía y vibración. Si necesitas esa aclaración en 3D, ven a una presentación o cocrea en tu lugar la posibilidad de que la haya).

Por eso estás como estás.

Perdónate, ámate y entrega al Cristo en ti —y a su Madre— este momento que, de una u otra forma, te hace sufrir. Decide por libre albedrío —que sí tienes en esta etapa— si avanzas o retrocedes; donde estás ahora, no estás en ningún lado.

En la Divina Comedia de Dante se decía que el Limbo es el territorio de los justos que no han podido ingresar en los Cielos. Allí están muchos que tienen conocimiento espiritual, pero con un pie en los contratos de la Tierra y otro intentando ponerlo en el Cielo. Ese desnivel propicia caídas. Si existen patologías de la Ascensión, esta es una de ellas.

Para trascender este estado se requiere renuncia, aceptación y fe: la fe capaz de resucitar muertos. Cuando uno logra resucitarse con la ayuda del Cristo en uno, se vuelve capaz de resucitar a otros. A veces, ese reconocimiento llega en trances de muerte física, gran enfermedad o gran pérdida. A quienes, por gracia, no les toca ahondar tanto, pueden permanecer más tiempo en la transición, especialmente cuando su biografía cruza enfermedades y el karma espiritual.

Sin buscarlo, hallé aquí el espejo de aquella consultante de la que hablé sobre la desconexión con lo Superior. Ella no tenía un karma profundo de desconexión —como podría verse en esquizofrenia o parálisis cerebral— porque era “fronteriza”, una categoría educativa frecuente en la Provincia de Buenos Aires. Los fronterizos son niños que, por condiciones sociales o desnutrición, no alcanzan el rendimiento de otros; su discapacidad no amerita escuela especial, pero tampoco llegan al promedio. Están en el límite.

Tú no tienes daño energético para serlo, pero actúas como un fronterizo funcional por libre albedrío. Es como un niño sano físicamente, bien alimentado, pero con bloqueos emocionales que le impiden aprender. Esos bloqueos te mantienen en tu mente, sin avanzar, como en una prisión autogenerada. Dios no te puso ahí; nunca lo hace. Son nuestras elecciones multidimensionales las que nos llevan a la cárcel del alma, y aceptarla es lo que da al alma la posibilidad de un salto cuántico.

¿Cómo se acepta la cárcel del alma? Un ejemplo claro: hay personas con síndrome de Down amorosas y otras agresivas. Las agresivas reniegan de esa experiencia del alma. ¿Qué las atrajo a ella? El mal uso de la mente para causar daño sin amor. Vienen a esta vida con el mental trabado para poder amar. Si lo logran, suelen vivir pocos años: vinieron preparados para ello. En esta lectura, también aquí dialogan enfermedades y el karma espiritual.

Quienes viven muchos años es porque son amados, y sus padres —ligados a esa historia en la pentadimensionalidad abierta— los aceptan. Por lo general, mueren jóvenes cuando son liberados de su cárcel.

Los casos con agresividad, según la junta kármica, “adelantan” viniendo XX vidas como Down para pagar la deuda pendiente por no poder amar. Pero cuando el alma encarna, no le agrada no poder actuar según su voluntad inferior: hay un ser lúcido e inteligente atrapado en un cuerpo que no responde a su energía mental (la máscara), y se rebela.

Este es un ejemplo, el más visible, de cómo se realizan las elecciones del alma visto linealmente antes y después (aunque, en realidad, todo ocurre al mismo tiempo). Es necesario trabajar “cerebro unificado” para comprender la unicidad de estas experiencias explicadas linealmente y cómo, en ellas, se trenzan enfermedades y el karma espiritual.

Por eso te identificaste y temiste con aquel email: te activó a escribirme una vez más. En tu caso —no por karma de nacimiento, sino por libre albedrío— intuyes que ambos extremos pueden hallarse en el mismo lugar. La ventaja de ser funcional es que puedes revertirlo más fácilmente. Comienza por el hilo que te di, recordando que tu proceso también armoniza enfermedades y el karma espiritual.

Que el Espíritu nos guíe siempre.
Con amor incondicional,
Brinda Mair

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Escrito por Brinda Mair · Categorías: Blog, Nuestro cuerpo habla · Etiquetas: enfermedades espirituales, oportunidad kármica, pentadimensionalidad abierta, Ser Superior, silencio interno

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