El plano físico cumple el ciclo de YHVH, pero nuestra desconexión nos hace ignorar las reglas que mueven el Cosmos. Este ciclo se refleja también en nuestras creaciones/semillas, que siguen un orden natural de germinación, fruto y cosecha.
A ningún agricultor se le ocurriría pensar que una semilla sembrada hoy dará frutos mañana. Tampoco un fabricante imaginaría que la producción de su temporada se materializaría en una sola noche. En el plano físico hay reglas sometidas al tiempo lineal.
Solo la frecuencia del Hijo trascendió al Padre. El Maestro Jesús, de unos pescados y un poco de vino, dio de comer y de beber a muchos sin el tiempo necesario para pescar o cosechar. La multiplicación y la generación están ligadas al Oficio de Cristo, pero esa es una etapa posterior y fuera del karma.
En aquello que tenemos aprendizajes pendientes o karma, no podemos trascender el ciclo de YHVH. Sin embargo, muchas veces lo intentamos… y así nos va.
Hay quienes ponen toda su energía en un proyecto, pero al desconocer su propia energía ignoran la potencialidad de sus creaciones/semillas. No saben si es estacional, anual o bienal. Toda planta bien cuidada y en un suelo propicio dará frutos en la frecuencia de YHVH: tres meses, tres estaciones o tres años.
En lo humano ocurre igual. Algunos proyectos son vistosos pero no alimentan. Otros copian semillas ajenas y esperan idénticos frutos. Pero los tiempos de YHVH no son tiempos de hombres. Una misma creación puede dar éxito en unas manos y fracaso en otras, porque la siembra se realiza en la multidimensionalidad.
Quien tiene créditos a favor allí, quizá logre frutos en un mes porque sus otros Yo en la pentadimensionalidad también siembran lo mismo. Pero esa frecuencia se liga al karma, no al dharma. Compararse con otros, como sugiere el Ego Rey, no es buen consejo.
La impaciencia empuja a desenterrar la semilla antes de tiempo. El exceso de emociones o de acciones físicas puede asfixiar el proceso. Igual que un comerciante que compra telas fuera de temporada, se invierte energía en lo equivocado. Hoy el marketing estudia los ciclos del mercado en 3D, pero energéticamente lo que guía nuestras creaciones/semillas son nuestras creencias.
El Ego espiritual, inspirado por el Yo Superior, transmite al Ego mental lo recibido, y este mueve al Ego emocional. Pero el miedo bloquea la inspiración y la siembra acaba guiada por creencias limitadas.
La desconexión de lo Superior crea el desajuste espacio-temporal. La Naturaleza enseña: un fruto que se pasa de término, un embarazo adelantado o prolongado, generan riesgo. Así también nuestras relaciones, trabajos o proyectos.
El cuarto año es la cosecha en muchos procesos. No reconocerlo, puede retrasar frutos hasta siete años. La clave está en el ciclo de YHVH y en discernir los tiempos de cada creación/semilla.
Ese arte exige autoobservación. Cada vidente debe reconocer en qué dimensión se produce lo que percibe y si tiene energía para plasmarse en 3D. Lo mismo aplica a todos: desarrollar la intuición para percibir cuándo nuestros proyectos darán fruto y sostenerlos hasta el momento justo.
El Autoconocimiento permite equilibrar agua/emociones, tierra/acciones, aire/pensamientos y fuego/pasiones. Así, lo sembrado podrá ser tomado por el Cristo Interior para mostrar a nuestro ser inferior el instante de la siembra. Entonces sí, la creación puede crecer en horas, trascendiendo el ciclo del Padre y entrando en el del Hijo.
Cuando cocreé Conexión con el Alma, seguí el ciclo de YHVH. Por eso se aconseja no superar tres meses en el autoaprendizaje. Hace poco solté la primera camada de iniciados a distancia, cumpliendo el ciclo pactado. La cosecha ahora es de ellos.
Que el Espíritu nos guíe siempre.
Con Amor Incondicional,
En la Gracia siempre,
Brinda Mair
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